“Las competencias específicas que nos permiten gerenciarnos adecuadamente nos permiten desde controlar una emoción disruptiva, asumir riesgos positivos, o la capacidad de apasionarnos con una idea.”
Un coctail de habilidades
Cuando nos dedicamos a estudiar y tratar de establecer las claves de éxito de las personas que, con independencia o por fuerza misma de las circunstancias, logran sus metas y sueños de forma sustentable, nos encontramos con una lista de destrezas que son generales o transversales a sus diferentes estilos de liderazgo. Estas claves pueden ser articuladas en una especie de ‘modelo de competencias’ que nos permite establecer con cierta objetividad qué es lo que hacen aquellas personas que cumplen de forma excelente una labor, aprender de ellas y utilizarlas como ejemplos para referencia y comparación.
Estos ‘modelos’ esencialmente no son más que conjuntos de características personales que han probado ser generadoras y predictoras de desempeños exitosos. Se trata de competencias involucradas en una más efectiva y eficiente gerencia de sí mismo, y abarcan una serie de habilidades, actitudes, aptitudes y prácticas que permiten a la persona el mejor aprovechamiento de sus propios recursos, la definición clara y flexible de su norte, el cumplimiento de las metas y objetivos propuestos, y su claro relacionamiento con el entorno mediato e inmediato.
Son claves cuyo desarrollo puede verse desde la perspectiva de quien toma las riendas de una empresa/emprendimiento y se hace cargo de su desarrollo, es como gerenciar una empresa que somos nosotros mismos: Yo, C.A.
Yo, C.A.
Las competencias específicas que nos permiten gerenciarnos adecuadamente nos permiten desde controlar una emoción disruptiva, asumir riesgos positivos, hasta la capacidad de apasionarnos con una idea. Algunas de las más importantes, que podemos trabajar y desarrollar, independientemente de cuál sea el proyecto que emprendamos, son:
- Autoconocimiento preciso que nos permita identificar nuestras fortalezas y limitaciones, y actuar sobre lo que efectivamente somos capaces de hacer.
- Conciencia emocional para reconocer lo que sentimos y entender por qué reaccionamos como lo hacemos.
- Autocontrol que implica la capacidad de mantener el equilibrio, con lo cual podemos evitar dejarnos llevar por una situación difícil.
- Confianza en nosotros mismos y convicción de que somos capaces de buenos desempeños y de cumplir las tareas, misiones y retos que nos propongamos.
- Pasión que nos lleve a querer hacer las cosas más que bien, y nos impulse a trabajar con el alma, la cabeza y el corazón dando más de lo esperado.
- Adaptabilidad que implica estar abierto a las nuevas ideas y circunstancias visualizando las oportunidades encerradas en cada nuevo escenario.
- Integridad que hace referencia al grado de congruencia que expresamos entre nuestro comportamiento, nuestras palabras y los valores que transmitimos.
Estas competencias, al expresarse de forma articulada, coherente y eficaz en nuestro quehacer, nos permiten mantener impecable y alineada con las metas y el entorno esa empresa que somos nosotros mismos, sacando el mayor provecho de nuestro mayor capital: nuestros sueños y valores.
Por: Dunia de Barnola, Ex- directora ejecutiva de Venezuela Competitiva.